No puedo alegrarme por ti.
No lo siento, amor, después de todo lo que hemos vivido, no
puedo alegrarme por ti.
Te he querido demasiado, y con los ojos tan abiertos que he
llegado a conocerte.
No puedo alegrarme por ti, ojalá creyera que son verdad las
palabras bonitas y las miradas profundas que les dedicas a otras.
No se te vaya a pasar por la cabeza eso de malinterpretarme:
yo siempre te he dicho que deberías querer a otras.
Quiérelas más, quiérelas mejor, pero no las engañes.
Eres tú el que queda como un tonto aquí, cielo.
Tienes a una mujer preciosa saltando delante de ti para que
veas lo bonito que es su vestido nuevo y tú no la estás mirando, y ella se está
dando cuenta.
Y no puede resistirse a mirar en tu pasado, a observar a las
chicas a las que tú mirabas, es un daño innecesario.
Espero que pronto se dé cuenta de que es bonita aunque tú no
se lo digas.
Espero que entienda que que tengamos colmillos no significa
que debamos mordernos entre nosotras, que somos más fuertes si nos unimos, y
que no le guardo rencor.