Desde que los hechos sustituyeron a las palabras,
cuando quiero escribir me sale abrazarte.
Me entristece pensar que no tendré un cuaderno al
que regresar cuando estas mariposas enfermen. Me asusta la idea de olvidar lo
bonitas que eran sus alas cuando todo era luz, no tener pruebas de la
metamorfosis, no saber a quién culpar por no entender lo que ha pasado.
No eres tú, soy yo: no sé lo que provocas en mí.
Sé que tú no reconocerías que me echas de menos,
pero hay días en los que me mimas diferente, y entonces yo te digo ‘amor, me
has echado de menos’, y tú protestas y me besas.
Sé que a veces pienso cosas que debería escribir,
pero entonces me niego a quitarle tiempo a los besos.
¿Puedes prometerme que seguiremos siendo tú y yo
por mucho que seamos nosotros?
Me aterroriza perderme, la única forma que conozco
para evitarlo es dejarme por escrito.
No quiero perderme.
No me gustaría que te perdieras.
No dejemos de ser nosotros.
Hazme, que ya si eso digo yo.