A veces me cuido como a una niña frágil a la que no sé cómo decirle que hay cosas ahí fuera que harán que se rompa como el cristal.
A veces me miro al espejo y me sonrío como le sonreiría a alguien que me cuenta con ilusión una historia que siento que acabará mal.
A veces entiendo que siempre me querré con todo el corazón que es mío aunque siempre lo comparta.
Estoy sangrando y esta vez no es solo tinta. Siento en mi vientre el dolor del parto de la niña que intento seguir siendo.
Quiero que acabe toda esta procrastinación de vivir, cuando lo haga me compraré flores y libros de poesía. Ansío vivirme, no quiero que nada lo entorpezca.
Quiero sentir tanto que tenga que llevar el corazón en la mano porque no me quepa en el pecho.
Quiero no hacerme nunca más daño, que no es lo mismo que dejar de meter el dedo en la herida.
Me pinto corazones en las cicatrices porque el amor lo cura todo pero te deja marcado.
Quiero escribir todas mis contradicciones. Quiero aceptar que a menudo escribo cosas bonitas a personas que no lo son tanto y entender que no pasa nada por sentir lo que siento.
Quiero mostrarme con las alas abiertas y sentirme un pájaro y no una diana. Quiero volar y volver al nido.
Quiero ser todas las niñas que he sido y todas las que me quedan por ser.
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