A veces desearía
ser otra para poder escribirte todo lo que no puedo quererte por quererme a mí.
A veces me gustaría
decirte que me acuerdo de todo, que fuiste el mejor y que lo mejor de todo fue
querernos.
A veces me gustaría
escribirte que volvieses.
Por favor, no
vuelvas.
No vuelvas nunca.
Por mucho que
alguna noche, en alguna playa y con algunas copas de más hablemos de la primera
noche que nos besamos.
No vuelvas.
Por mucho que sea
imposible recordar en una noche todo lo que nos hemos querido, por mucho que
nos hayamos querido: no vuelvas.
Que aunque
pudiese darte el mundo sobre el papel y quedásemos preciosos sudados sobre la
cama…
No vuelvas.
Ya te he
escrito mis mejores versos hasta el momento, no vuelvas a por más porque no
quiero dártelos, ni sabría cómo hacerlo, ni me gustaría saber cómo hacerlo.
No vuelvas,
no quiero que vuelvas.
Pero es
cierto que sería precioso que volvieses, y nos dejásemos las gargantas cantando
nuestras canciones favoritas, o entre orgasmos, o riéndonos a carcajadas.
Es cierto
que podría escribirte que volvieses, o decirte algo como que no encuentro la
luna si tú no la buscas conmigo. Es cierto, podría, pero sería mentira.
No vuelvas,
amor.
Porque sabré
que tendré que irme aunque se me olvide.
Amor, no
vuelvas, aquí ya no cabes.
Prefiero
bailar sola a hacerlo contigo.
No vuelvas…
Yo no soy tu sitio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario