lunes, 28 de noviembre de 2016

Si supieras lo que te escribo, no volvería a hacerlo.

Desde que los hechos sustituyeron a las palabras, cuando quiero escribir me sale abrazarte.

Me entristece pensar que no tendré un cuaderno al que regresar cuando estas mariposas enfermen. Me asusta la idea de olvidar lo bonitas que eran sus alas cuando todo era luz, no tener pruebas de la metamorfosis, no saber a quién culpar por no entender lo que ha pasado.

No eres tú, soy yo: no sé lo que provocas en mí.

Sé que tú no reconocerías que me echas de menos, pero hay días en los que me mimas diferente, y entonces yo te digo ‘amor, me has echado de menos’, y tú protestas y me besas.

Sé que a veces pienso cosas que debería escribir, pero entonces me niego a quitarle tiempo a los besos.

¿Puedes prometerme que seguiremos siendo tú y yo por mucho que seamos nosotros?

Me aterroriza perderme, la única forma que conozco para evitarlo es dejarme por escrito.

No quiero perderme.

No me gustaría que te perdieras.

No dejemos de ser nosotros.


Hazme, que ya si eso digo yo.

lunes, 17 de octubre de 2016

Noventa centímetros.

Esta cama siempre me ha parecido pequeña, 
demasiado pequeña para dos, 
como si sólo hubiese sitio para mí,
pero anoche pude dormirme sin necesitar mi espacio, 
y cada vez que abría los ojos, tú seguías abrazándome mientras dormías.
Y es que a veces es tan simple como abrir los ojos y sonreír porque los tuyos siguen ahí.
Y hoy no estás, y no puedo evitar pensar en lo inmensa que es esta cama,
este desierto que aún huele a sed,
estos noventa centímetros en los que tú no estás.

sábado, 10 de septiembre de 2016

Ammends.

No puedo alegrarme por ti.

No lo siento, amor, después de todo lo que hemos vivido, no puedo alegrarme por ti.

Te he querido demasiado, y con los ojos tan abiertos que he llegado a conocerte.

No puedo alegrarme por ti, ojalá creyera que son verdad las palabras bonitas y las miradas profundas que les dedicas a otras.

No se te vaya a pasar por la cabeza eso de malinterpretarme: yo siempre te he dicho que deberías querer a otras.

Quiérelas más, quiérelas mejor, pero no las engañes.

Eres tú el que queda como un tonto aquí, cielo.

Tienes a una mujer preciosa saltando delante de ti para que veas lo bonito que es su vestido nuevo y tú no la estás mirando, y ella se está dando cuenta.

Y no puede resistirse a mirar en tu pasado, a observar a las chicas a las que tú mirabas, es un daño innecesario.

Espero que pronto se dé cuenta de que es bonita aunque tú no se lo digas.


Espero que entienda que que tengamos colmillos no significa que debamos mordernos entre nosotras, que somos más fuertes si nos unimos, y que no le guardo rencor.

jueves, 18 de agosto de 2016

Mejor tarde que siempre.

Pronto escribiré tu elegía y elegiré vivir,
es lo que tú querrías si todavía me quisieras.




Después de haberte dado dos veranos, no sabía cómo iba a ser uno sin ti.

No tienes de qué preocuparte, la playa ya no me recuerda a ti, sigo bailando hasta que sale el sol, he encontrado otras bocas a las que besar con lengua.

Pasé nuestro aniversario en Mallorca, no tuve tiempo de pensar en ti.

Es raro pensar que ya casi nunca pienso en ti.

Se me hace extraño ver que ya no me inspiras.

Mi corazón kamikaze querría poder seguirte escribiendo pero ya no me sale solo, y así no sé.

Veo que va siendo momento de escribir tu elegía y quizá lo sea únicamente porque ya no tengo nada más que escribirte.

Me encantó vivirte, vive a otras mejor que a mí cuando mueras.

Sé que habrá días que escribiré sobre tu recuerdo, intuyo que habrá algunos en los que incluso intentaré hacerlo presente pero espero no volver a llevar nunca tu anillo.

De verdad, ya no quiero vivirte pero amor, no mueras.

Esta es la peor elegía del mundo, no recordaba lo difícil que es explicar que vivir no tiene nada que ver con respirar, y que tu oxígeno ya no me llega, ni me asfixia tu dióxido de carbono.

Me alegra darme cuenta de que ya no lloro como cuando el autor mata a mi personaje favorito. Amor, no sé si lo has entendido pero te lo explico: ya no eres mi personaje favorito.

Ya no me hace falta matarte para pensar que, para mí, ya no estás vivo.

Ha sido un placer vivirte, me alegro de haber pasado a mejor vida, aunque haya tenido que ser sin ti.


martes, 26 de julio de 2016

Yo, mi, me, sin ti.

A veces desearía ser otra para poder escribirte todo lo que no puedo quererte por quererme a mí.

A veces me gustaría decirte que me acuerdo de todo, que fuiste el mejor y que lo mejor de todo fue querernos.

A veces me gustaría escribirte que volvieses.

Por favor, no vuelvas.

No vuelvas nunca.

Por mucho que alguna noche, en alguna playa y con algunas copas de más hablemos de la primera noche que nos besamos.

No vuelvas.

Por mucho que sea imposible recordar en una noche todo lo que nos hemos querido, por mucho que nos hayamos querido: no vuelvas.

Que aunque pudiese darte el mundo sobre el papel y quedásemos preciosos sudados sobre la cama…

No vuelvas.

Ya te he escrito mis mejores versos hasta el momento, no vuelvas a por más porque no quiero dártelos, ni sabría cómo hacerlo, ni me gustaría saber cómo hacerlo.

No vuelvas, no quiero que vuelvas.

Pero es cierto que sería precioso que volvieses, y nos dejásemos las gargantas cantando nuestras canciones favoritas, o entre orgasmos, o riéndonos a carcajadas.

Es cierto que podría escribirte que volvieses, o decirte algo como que no encuentro la luna si tú no la buscas conmigo. Es cierto, podría, pero sería mentira.

No vuelvas, amor.

Porque sabré que tendré que irme aunque se me olvide.

Amor, no vuelvas, aquí ya no cabes.

Prefiero bailar sola a hacerlo contigo.


No vuelvas… Yo no soy tu sitio.

sábado, 16 de julio de 2016

~

Hago las paces con un pasado que no me pertenece porque paso de contar las bajas de una guerra que no es la mía, y no me importa que hayas luchado más veces.

Bailo con quien quiero, y espero que a ti te quisiese mejor, lo digo con toda la sinceridad con la que nunca le hablé de mí.

Si tuviese que resumir el verano que todavía no he vivido diría playa, alcohol, baile, fiesta y besos con lengua; por ahora lo estoy disfrutando acorde al plan.

Quiero viajar para hacer lo mismo que aquí pero en otra parte. Me alegra pensar que me llevaría a todas las personas con las que estoy ahora en la maleta, me gusta querer a la gente que quiero.

Echo de menos a otra gente que quiero y viajaría lo que hiciese falta para cenar con ellos, espero que vengan pronto, el sol brillaría más bonito con ellos debajo.


Amor, mis copas puedo pagármelas yo, te diría que bailases conmigo pero prefiero hacerlo con mis amigas.

jueves, 14 de julio de 2016

Venga, lo confieso: no le veo lo interesante a besar por  besar.

Pero reconozco que a veces también necesito que alguien me mire, me diga que me quiere y  yo sepa que es verdad, que para eso tengo los espejos.

Nunca he pensado que la necesidad emocional sea buena, ni sana.

Recuerdo que una de las últimas veces que nos quisimos te dije que eras la persona que más quería en el mundo después de mí.

Recuerdo que la última vez que me dijiste ‘te quiero’ no me lo creí, y amor, no puedo evitar decirte aunque no venga a cuento que tú no necesitas que te quiera nadie que no seas tú mismo.


Que nadie malinterprete lo que digo, soy la persona más romántica y empalagosa que conozco.

No puedo pensar en ningún momento en el que no haya creído en el amor. No lo hubo cuando lloré mares azules y ni siquiera el día que acordamos que no volvería a besar con lengua a mi mejor amigo.

Creo en el amor tanto que no pienso que pueda existir con cualquiera. Nunca he sentido el amor que quiero que exista.

Por mucho que haya escrito negando el amor, siempre ha sido a alguien en concreto.

Cielo, no creo en el amor… contigo.

Ni contigo.

Amor, contigo tampoco…

Y aunque podría decir que casi, supe desde el principio que no íbamos a ser nosotros, entiende que lo intentara de todas formas.

Una vez te escribí ‘amor, yo quería vivirte, no quedarme a vivir contigo’ y todavía no he logrado resumirnos mejor, aunque a veces lo siga intentando.



Resumirnos, no malinterpretes.

domingo, 10 de julio de 2016

Así de siempre porque de simple no tiene nada.

Siempre te escribo lo mismo, que si tu barba, tus manos, tu azul, tu duda…

Siempre te digo que no sé más, que así no se puede querer.

Siempre te hablo de la playa, los bancos, y te hago metáfora con el mar.

Siempre lo mismo, y aun así nunca sé qué va a pasar.

Siempre la misma cantidad de incertidumbre: toda.

Siempre te convierto en tinta porque quedas bien sobre el papel.

Siempre lo mismo, nunca igual.

Siempre tú.

Siempre yo.

Nunca nosotros.

Encantada, pese a todo no sé si quiero conocerte.


miércoles, 6 de julio de 2016

Hi-po-tá-ta-despedida

Ya me he mudado a ese hogar más grande en el que tú no cabes.

No lo siento, es totalmente personal, tenía que dejar sitio para mí.

El otro día recorrí el camino que siempre me llevaba a tu boca y se me olvidó parar a pensarlo.

He vuelto a ser una niña que juega con la única palabra que no sabe pronunciar.

Hi-po-tá-ta-despedida.

Y aquí estoy, saludando a todo lo que me traigo. Y trayéndome muchas cosas bonitas.

No sé si quiero recordar tus dos besos al saludarme, pero jamás me olvidaría de tu barba.

Fue un beso precioso el de despedida. No volveremos a vernos, ¿me equivoco?


Es demasiado tarde, nunca fue nuestro momento.

jueves, 30 de junio de 2016

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A veces me cuido como a una niña frágil a la que no sé cómo decirle que hay cosas ahí fuera que harán que se rompa como el cristal.
A veces me miro al espejo y me sonrío como le sonreiría a alguien que me cuenta con ilusión una historia que siento que acabará mal.
A veces entiendo que siempre me querré con todo el corazón que es mío aunque siempre lo comparta.
Estoy sangrando y esta vez no es solo tinta. Siento en mi vientre el dolor del parto de la niña que intento seguir siendo.
Quiero que acabe toda esta procrastinación de vivir, cuando lo haga me compraré flores y libros de poesía. Ansío vivirme, no quiero que nada lo entorpezca.
Quiero sentir tanto que tenga que llevar el corazón en la mano porque no me quepa en el pecho.
Quiero no hacerme nunca más daño, que no es lo mismo que dejar de meter el dedo en la herida.
Me pinto corazones en las cicatrices porque el amor lo cura todo pero te deja marcado.
Quiero escribir todas mis contradicciones. Quiero aceptar que a menudo escribo cosas bonitas a personas que no lo son tanto y entender que no pasa nada por sentir lo que siento.
Quiero mostrarme con las alas abiertas y sentirme un pájaro y no una diana. Quiero volar y volver al nido.
Quiero ser todas las niñas que he sido y todas las que me quedan por ser.

Nunca he sabido superar una pérdida, por mucho que haya ganado luego.
Lo mires como lo mires, hay personas que son una ganancia demasiado grande como para dejarlas escapar.
Ojalá nunca te deje escapar, no me lo perdonaría.
No me lo perdonaría porque eres la única persona que cuando ve un cartel en la puerta de un bar que dice ‘deje su perro aquí’ piensa que es porque lo van a cuidar.  No me lo perdonaría porque ves el mundo así, de esa manera que hace pensar que quedan más cosas buenas que malas y que el mundo es de colores y no de una aburrida gama de grises.
No me lo perdonaría porque tienes esa sonrisa en la carita que hace que yo sonría incluso cuando pienso que todo está mal.
Que se te da bien hasta reñirme, ¿qué más puedo decirte? Si a mí lo que de verdad me gustaría es que te vieses como el arcoíris que eres, como un solecito que puede alumbrar y dar calor incluso sin ni siquiera intentarlo.
Puede que te haya dado mil abrazos de despedida, pero me alegra pensar que aún me quedan muchísimos más que darte cuando vuelvas. Pensar que seguiremos viendo ‘Ladybug’ porque hay que ser un adulto muy serio para no ver dibujitos, y nosotras siempre nos reiremos.
Pienso en esa  canción que dice ‘you’ll always find your way back home’, y me entran ganas de que vuelvas.
Y es que hogar es un lugar en el que tú y yo hablamos durante horas, que lo importante de los sitios son las personas y yo siempre me he referido a este piso como ‘casa’ (no en el sentido de ‘edificio’ sino de ‘hogar’).
Podría rellenar mil folios hablando de ti.

Gracias por darme un hogar, mucho más por serlo.

viernes, 24 de junio de 2016

Un poquito de casi todo.

No sé qué podría hacer si soy una máquina de pensar en lo que siento.

No voy a decir que lo siento por pensar lo que pienso. Siento todo lo que pienso, pero no así.

Soy una oda a la melancolía. Escribo a un ritmo que no soy capaz de seguir, me da miedo volver a perderme.

Escribo lo que podría sentir por personas a las que no siento, me niego a sentirte, tampoco sabría cómo hacerlo.

El otro día, un desconocido me pidió fidelidad y entendí que hay cosas que hay que dar sin que las pidan, y yo no quería darle nada. Llevábamos algunas horas hablando cuando pensó que  ya tenía algún derecho y como no me conocía, no sabía lo mucho que odio que me impongan deberes.

Últimamente escribo más de la cuenta, tengo muchas cosas que hacer y no quiero que nadie me hable de despedidas.

Querría decirte adiós en todos los idiomas. Querría que no vinieras a despedirte, ya nos hemos hecho más que suficiente daño. Creo que hay cosas que no podríamos perdonarnos.

He vuelto a besar callejones sin salida, me gusta que todos los caminos me lleven a mí, y es que, cielo, no hay ninguna posibilidad de que volvamos a casa en tu coche.

Sé que volveré pero no quiero irme, incluso todo este calor merece la pena por estar con personas que nunca dejan que sientas frío.

Este año he descubierto (me han enseñado) que alguien que te quiere siempre te dice cosas que no quieres escuchar simplemente porque deberías saberlas, que aguanta tu mala cara y tus contestaciones entonces pero sigue diciendo lo que dice porque lo piensa, y a ti te siente.

No sabría cómo agradecerles la cantidad de veces que me han abierto los ojos.

Este año he llegado a la conclusión de que el amor es egoísta, y lo descubrí con la amistad.

Este año he escrito sobre saludos y despedidas.

He escrito sobre amor, vicio y literatura.


Este año me he escrito mucho. No quiero dejar de conocerme.

miércoles, 22 de junio de 2016

A Neruda he venido a hablarle de Primavera.

Yo le escribí ‘Primavera’ a alguien que nunca me trajo flores, un día me dio unas hojas y me dijo que así era mejor. Menos mal que nunca me dio semillas porque jamás hubiésemos conseguido hacer crecer nada juntos, y qué culpa tienen las flores.

Lo llamé primavera porque consiguió que hiciese calor un invierno en el que pasé mucho frío, el problema es que si seguimos con la metáfora  llegará un punto en el que diré que él no había florecido, y no era mi intención llamarlo capullo.

Él era un niño inseguro y azul lleno de dudas, y yo quería amarlo porque creía tener la certeza de que algún día sería la suya, de que algún día vendría a tiempo y me diría que sabía que yo, que no tenía ni idea del resto, pero a mí me veía clara.

Así que me colgué de su espalda y tuvimos una casa a la que nunca pudimos llamar ‘hogar’, nos pasamos tardes enteras en el parque jugando a que nos queríamos e hice de su barba mi lugar favorito.

Un día el mar nos vio querernos y no dejé de ser una niña para hacerme mayor.

Un día no lo había visto desde aquel banco y le dije que ya no quería verlo más.


Vinieron después muchos días en los que deseé volver, vinieron incluso más en los que me alegré de no haberlo hecho.

sábado, 18 de junio de 2016

Sé que el ‘viernes’ no va a perder la ‘r’ y no sé a quién le estoy escribiendo esto.
Sé que a veces pienso que a ti, otras que a él, y que la mayoría de las veces no sé quién es quién.
Sé que puedo decir ‘azul’ y ‘hogar’ en la misma frase.
Creo que no os escribo a vosotros, sino a mí, que soy a la que no sé qué le escribo. Creo que ya no entiendo mis señales, porque no creo que ni yo sea tan poco constante.
Sé que ya no me entiendo, a secas.
Sé que no sé lo que quiero.
Sé que al primero no.
Sé que al Primero no sé.
Sé que a mí mucho.
Sé que me quiero mejor de lo que vosotros jamás lo haréis, pero vuelvo a pensaros y se me olvida.
Pero vuelvo a pensarme y no os olvido.
No sé si quiero escribiros para siempre, no creo que sea decisión mía.

A veces pienso que sólo os utilizo como personajes en las historias que me escribo a mí misma, que os adaptáis al guión, sin voz ni voto, siendo lo que yo quiera, aunque quizás no os quiera tanto.

lunes, 30 de mayo de 2016

Azul.

Siempre ha habido sitio para mis olas de tinta en tu mar de dudas pero yo ya he escrito todo esto y no me apetece volverlo a vivir.
Casi se me había olvidado lo horrible que es nadar en todo tu azul. Partamos de mi falta total de paciencia para explicar que yo necesito saber, que por eso escribo.
Que a mí no me gusta tener que deshojar margaritas, que me gustan las flores con pétalos y tú haces que me deshoje.
No sabría explicar porqué pero sigues teniendo en mí ese efecto que hace que pueda llevarme la vida haciéndote metáfora con el azul del mar, y no quiero, y me niego pero regreso con la incertidumbre del que, sin saber porqué, vuelve a volver a no saber.

sábado, 9 de enero de 2016

Tu piel es de color verano incluso cuando me abandonas en el invierno más frío, tus brazos podrían salvarme de mil catástrofes aunque decidas convertirlos en una. Tu sonrisa alumbraría todo este pueblo de mierda, pero tú eliges suministrar la ciudad de la que acabo de marcharme.
Podría llamarte hogar si no te pasases el día a martillazos contra estas cuatro paredes imaginarias. Incluso podrías llegar a ser el amor de mi vida si no tuvieras cuadernos llenos de formas de matarme.
Tira, tira y que no se te vaya a ocurrir aflojar.
Tira e intenta salvarnos de caer por este precipicio, no importa si nos ahorcamos en el intento.
No puedo con toda esta pasividad. No puedo seguir no sabiendo lo que quieres (si es a mí).
Tira, tira fuerte, y suéltame cuando me tengas en tus brazos si es lo que quieres.
Tírame tú, no pongas excusas.
Tírame, vamos. Desestabilízame como solo tú sabes, como solo tú puedes, y ya nunca seremos los mismos.
Ya nunca seremos lo mismo.
Ya nunca seremos. 
Tira.